Indochine: "Nuestra trayectoria es respetuosa y respetable"

Indochine nos trae una nueva producción literaria, nos estamos refiriendo al libro Indochine, la biografía oficial del grupo por los 40 años de existencia.

En ese contexto y tras la presentación gratuita de Indochine el 25 de octubre en Bélgica, la revista Le Moustique realizó una entrevista a Rafaëlle Hirsch-Doran y Nicola Sirkis, autores del libro. 

Y, gracias a la amable autorización de la redacción de Le Moustique, Indochine Perú les hace llegar la entrevista completa en español: 

Rafaëlle Hirsch-Doran tenía once años cuando descubrió Indochine, a través de los conciertos ofrecidos por el grupo en Hanoi en 2005. Ahora es licenciada en periodismo y directora. Con Nicola Sirkis, ella coautora de Indochine bajo el sello editorial Seuil. Una biografía de 512 páginas, alimentada por los recuerdos de su líder, los archivos del grupo, fotos inéditas y testimonios de los actores directos. La joven no le hizo una hagiografía. Ella toca lo íntimo, no elude la información que se ha mantenido tabú (la infancia, las drogas…), pero siempre se focaliza en la música. Procedente de la nueva generación de fans de Indochine, recuerda por su enfoque cronológico, riguroso y exhaustivo lo que aún pudimos sentir hace unos días durante el concierto gratuito del grupo en la Grand-Place: Indochine es mucho más que un grupo de los "80 quien hizo L’Aventurier ". La moustique la encontró con Nicola Sirkis en los estudios ICP donde Indochine está trabajando en su nuevo álbum.

Créditos: Paolo Calia

Rafaëlle, ¿qué es lo que más te conmovió al recorrer los archivos de Indochine?

Notas manuscritas, maquetas, fotos, películas… Nicola conservó todo. Me conmovieron particularmente sus diarios personales. Al examinarlos minuciosamente comprendí que este libro sería diferente de todo lo que ya se había escrito sobre el grupo. Gracias a la confianza de Nicola, puedo contar la historia “desde adentro”. A excepción de Dominique, testifican todos los que han gravitado alrededor del grupo. Algunos por primera vez, como Michèle Sirkis, la madre de Nicola y Stéphane.

Escribes: “Indochine es un estímulo para la deconstrucción y el aprendizaje permanente. " ¿Por qué?

Las licencias poéticas en la escritura de Nicola, los temas abordados en las canciones, la sexualidad, la androginia, el maquillaje al principio, las faldas que utilizaron en el escenario… Indochine nunca ingresó en la norma. La oposición masculino-femenino no existe en Indochine. No agrada, se malinterpreta, pero a Indochine no le importa. Es una actitud muy punk y no existe en ningún otro lugar del rock francés. También me di cuenta que desde el primero hasta el último álbum, es solo trabajo. Todo está pensado, mapeado y se ha vuelto cada vez más enorme en los últimos veinte años, especialmente en las giras que son como óperas escenificadas.

Nicola, evocas por primera vez la traumática experiencia del internado de Estaimpuis, en Hainaut, donde estuviste de 1970 a 1972. “Dos años terribles”. ¿Es el acto fundacional de Indochine?

Nuestros padres se acababan de separar. Mi madre nos inscribió, mi hermano gemelo Stéphane y yo, en este internado. Durante dos años, tenía la impresión de ingresar a la cárcel el lunes por la mañana y salir el viernes por la noche. En la mente del niño de 10 años que era, fue dramático. Para liberarme, hice una antena de radio con un cable de fierro que colgué de un radiador. Escuchaba el programa Pop Club. Fue allí, en el dormitorio de Estaimpuis, donde escuché por primera vez Brown Sugar de los Rolling Stones. La rebelión nacida de esta privación de libertad, la crisis de la adolescencia, el descubrimiento del rock… Sí, fue un acto fundacional.

También son reveladores tus recuerdos del primer concierto en Indochine que se dio hace apenas cuarenta años, el 29 de septiembre de 1981.

Desde el principio, nos dijeron que Indochine era un nombre de grupo salado, porque era sinónimo de derrota para Francia. Hubo un mal presentimiento, aunque elegí Indochine en referencia a la novela El Amante de Marguerite Duras, detrás de las escenas de Rose Bonbon, en París, yo estaba enfermo de miedo. Pensé que el mundo nos iba a detestar. Subí al escenario como si estuviera subiendo en un ring. En mi mente me decía, “los voy a matar, los voy a detestar”. De hecho, no tuve la necesidad de boxear, la gente nos adoró.

Usted mantiene un tono sereno en el libro, a pesar de que Indochine ha sido a menudo el punto de mira de la intelligentsia del rock.

Sería una lástima estar amargado cuando llegamos a donde estamos hoy. Guardo la ira dentro de mí, pero no hay necesidad de ajustar cuentas. Este libro es un inventario. Nuestra trayectoria habla por sí sola. Es respetuosa y respetable.

Otra revelación, esta depresión que te golpea en 1985 cuando grabas el disco “3”, uno de tus mayores éxitos comerciales.


Si no hubiera confiado en Rafaëlle, nunca me hubiera explayado sobre ese episodio. Ella es demasiado joven para haber vivido esta época, pero entendió lo que muchos no entendían entonces. Visto desde fuera, “3” es el disco de la consagración con los singles Trois nuits par semaine, 3e sexe, Tes yeux noirs. Lo viví muy mal desde dentro. El grupo implosionó. No apostaba por Indochine. Las personas de nuestro círculo inmediato nos oponían los unos contra los otros. Fue pelea tras pelea. Cuando escucho mi voz en ese disco, me doy cuenta de que tenía un dolor psicológico muy profundo. Luego nos fuimos de gira por Suecia y eso nos salvó.

No se arrepiente de nada de lo que ha hecho, pero hay arrepentimientos por lo que no ha hecho. ¿Qué por ejemplo?

Me arrepiendo el no haber salvado a mi hermano. Dimitri tuvo problemas cuando dejó Indochine en 1989, pero logró salir de allí. Con Stéphane no lo logré porque era insalvable. Dimitri sigue ahí, Stéphane no. Las drogas siempre han sido un tema tabú en Indochine, que finalmente se elimina en el libro.

¿También es un arrepentimiento?

Los testigos entrevistados por Rafaëlle hablan de ello, yo también un poco. A los diecisiete años, probé todo. Digo en el libro que probé todo a los diecisiete años y de inmediato detuve porque no me aportaba nada positivo. En un momento dado en Indochine, hubo un séquito dañino, una chica de la que estaba enamorado un miembro del grupo que le dijo: "¿Ya no sabes escribir canciones? Toma esto, te ayudará". No me di cuenta de nada. Lo ocultamos. Creí lo que me dijeron, cuando me mintieron. Dave Gahan "engañó" a los otros miembros de Depeche Mode. Ocurrió con The Eagles, con Oasis, con los Stones. Sin ponerme a su nivel, todos los grupos de rock pasaron por ahí, tenemos la misma historia. No me di cuenta de eso cuando existía en Indochine. Es un arrepentimiento, tienes razón.

Usted dice que hoy Indochine es un 50% de momentos de gracia y un 50% de molestias. ¿Por qué continuar?

Porque no puedo imaginar mi vida sin Indochine. Serenidad total, 100% momentos de gracia, es algo a lo que tu aspiras sabiendo que no existe. El 50% positivo que conozco valen bien al lado de toda la molestia que hay alrededor. Y luego, las molestias siempre me han hecho avanzar. Todavía tengo hambre de cosas. No creo que haya escrito todavía la última canción de Indochine que me permita decirme a mí mismo: "Ya está, puedo parar".

El nuevo álbum, ¿en dónde estás?  

Estamos trabajando en ello con Oli de Sat. Actualmente estamos trabajando en una pista que tiene el potencial de llevarnos a esta cosa "definitiva". Queremos un álbum que transporta a la gente desde la primera escucha. No sabemos cuándo se lanzará este disco.

© Vladimir SØREN

Sobre © Vladimir SØREN

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